Por algunas semanas, el peligro para los cristianos Afganos se ha incrementado drásticamente. Afganistán nunca ha visto favorablemente la fe cristiana, por lo que la toma completa del poder por parte de los Talibán sin duda resultará en una persecusión horrenda para nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
Lo que ya pasó
Los líderes de la iglesia están recibiendo amenazas de muerte. Ellos están escondiendo a sus familias de los extremistas musulmanes quienes quieren arrebatar a sus hijas para forzarlas en esclavas sexuales. Tristemente, esto es solo el comienzo. Otras formas de persecusión aparecerán. Un tiempo de prueba ha venido ya para la iglesia en Afganistán.
He tenido el privilegio de ministrar en Afganistán, por lo que estas amenazas no me son desconocidas. Conozco algunas de las personas cuyas vidas están en riesgo, y conozco cristianos afganos que están siguiendo fielmente al Señor Jesús en medio de este ambiente hostl. Ahora, ellos enfrentan una prueba mayor, una que les costará la vida. Ellos están recorriendo las pisadas de los santos de antes, hombres y mujeres de los cuales el mundo no es digno (Hebreos 11:38).
¿Cómo deben responder los creyentes alrededor del mundo a la persecusión que enfrentan los creyentes afganos? Afortunadamente las Escrituras nos dan la respuesta:
1. Respondiendo con Duelo.
Cuando Nehemías oyó del oprobio que experimentaban sus compatriotas israelitas, el "lloró e hizo duelo por algunos días" (Neh 1:4). Aunque el vivía a muchos kilómetros de Jerusalem, su reacción inmediata fue lamentarse con duelo por el sufrimiento de sus compatriotas.
Nosotros deberíamos responder similarmente al sufrimiento de los creyentes afganos. Aunque la mayoría de nosotros estamos físicamente a mucha distancia, como miembros del cuerpo de Cristo somos cercanos. Cuando un miembro padece, todos los miembros se duelen con él (1Cor 12:26). Como cristianos, somos llamados a "llorar con los que lloran" (Rom 12:15) y a "los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo" (Heb 13:3). Nuestros hermanos y hermanas afganos quizá nunca vean nuestras lágrimas derramadas por ellos, aun así nuestra unión con ellos nos mueve a afligirnos con ellos.
2.Responder con oraciones.
El apóstol Pablo conocía bien el sufrimiento. En su segunda carta a los corintios, el describe su tribulación por el nombre de Cristo: "Porque hermanos.. fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios.. " (2 Cor 1:8-10).
Mientras leo las cartas de mis amigos afganos, me siento impotente. No puedo ayudar en su sufrimiento. No tengo el poder de darles visas o de evacuarlos. No puedo evitar que los talibanes lleven a cabo sus planes mortales.
Pero, si puedo orar por ellos. Puedo pedir al Señor que frustre los planes de los perversos y preserve las vidas de su pueblo. Puedo orar y pedir que mis hermanos y hermanas sean fieles en la hora de su prueba, aun hasta la muerte.
No deberíamos decir que "solo podemos orar", como si orar fuera una forma de trabajo sin fuerza. Debemos orar y recordar lo que la Palabra nos enseña sobre la ayuda que es orar a Dios.
3.Responder con esperanza.
El himno de Martin Lutero dice bien: Satán es nuestro antiguo enemigo que quiere vencernos. Los creyentes afganos están experimentando sus odiosas maquinaciones. Y a pesar de todo el dolor que el enemigo cause, no puede destruir la fe de un verdadero creyente. Apocalipsis nos recuerda que nosotros los cristianos ".. le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte" (Apc 12:11).
Un dia, los talibanes quedarán en silencio tendidos en el polvo, mientras que los creyentes afganos resplandecerán como las estrellas del cielo (Dan. 12:2–4). Aunque el enemigo se enfurezca y arremeta contra la iglesia, el Rey un día estará de pie con Su Novia sobre la cabeza de la serpiente (Rom 16:20).
Por estas promesas podemos responder con esperanza. Las reseñas de los sufrimientos de las que escuchamos no son el final de la historia. Aunque la iglesia en Afganistán esta sufriendo al presente, por la sangre del Cordero, vencerá finalmente a los talibanes, a sus planes malignos y al enemigo mismo. Como el salmista escribe, “Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría. ” (Sal 30:5).
Autor anónimo por su seguridad, tomado de rtim.org
“Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría” Sal 30:5
Comments